Eusebia y Felicia se inclinaron levemente sobre la pared de piedra para echar un vistazo al tenebroso y húmedo interior.
-¡…Hooooolaaaaaaaa…..! –gritó Eusebia.
Un eco lento, perezoso, profundo, grave, le devolvió el saludo. Con él, Eusebia creyó haber recuperado la ilusión infantil.
-Oye, Feli, ¿por qué no pedimos un deseo?
Felicia no pudo evitar una sonrisa un poquito escéptica.
-Euse… ¿no crees que somos ya demasiado mayores para estas tonterías?
Pero su amiga no le hizo caso. Al contrario, cerró los ojos y pensó, imaginó, creyó. Segundos más tarde, los abrió con satisfacción y señaló con el dedo a Felicia.
-Ya está. Ahora te toca a ti.
La mujer se encogió de hombros y procedió de igual forma. Cuando finalizó, su cara mostraba una pícara sonrisa.
-Bueno, pues a ver qué pasa ahora…
No tuvieron que esperar mucho: de repente, las dos cayeron de cabeza al interior del pozo, sin tiempo para tirarse de los pelos, ni para maldecirse, ni siquiera para reconocer un brote de traición en la mirada de ambas.
Si es que hay que tener cuidado con lo que se desea....
ResponderEliminarja ja ja excelente.
ResponderEliminaruff, por no caer en tópicos, diré...que malo y envidioso puede ser el ser humano a veces...
ResponderEliminarFEliz semana!!
Les salió de maravillas, ninguna tuvo que ensuciarse las manos siquiera. En la última mirada de ambas no había traición, sino la tenue complacencia de lo que sabían que vendría.
ResponderEliminarUn abrazo (no tan decadente, hasta donde se puede)
HD
¡Pa'que te fies! Tal para cual.
ResponderEliminarSiempre es un placer leerte.
Un abrazo.
Tan mala es la envidia como desear que los deseos se cumplan. Prefiero vivir humilde y sin expectativas. Me ahorraré muchos disgustos.
ResponderEliminarNos leemos.
el ser que traiciona, traicionado se verá
ResponderEliminarSaludos Afectuosos
HAy que tener cuidado con la gente, la traicion está por doquier.
ResponderEliminarUn placer leerte, me gusto tu blog, te sigo y espero que visites el mio http://elespejodemaxwell.blogspot.com/